Ralph Merkle: El guardián del futuro

Ralph Merkle es una de las mentes más privilegiadas de los Fifties’ Boys. Este científico estadounidense nacido en 1952 es un referente en la criptografía, la criónica y la nanotecnología aplicada a la fabricación molecular.

Con 22 años empezó a interesarse de forma especial por la criptografía. Quería resolver el siguiente dilema: “¿Cómo es posible establecer seguridad en las comunicaciones cuando el espía puede escucharlo todo?”

En otoño de aquel 1974, Merkle se apuntó al curso de ciberseguridad CS244 de la Universidad de California en Berkeley. Debía presentar dos propuestas de proyectos para ejecutar durante el trimestre. El asunto de su proyecto 1 decía: “Establecer comunicaciones seguras entre sitios separados a través de líneas de comunicación inseguras”. Merkle indicaba dos métodos para conseguir este objetivo. Su profesor le devolvió los folios mecanografiados con una nota que decía: “El Proyecto 2 parece más razonable, porque tu descripción del Proyecto 1 es terriblemente confusa”.

Aquella descripción, presuntamente tan confusa, resultó ser la primera explicación pública de un mecanismo para “establecer una clave criptográfica a través de una línea de comunicación abierta incluso si el enemigo, el intruso o el espía puede escuchar todo”. Fue el primer método conocido de criptografía de clave pública; este invento recibió el nombre de Puzles de Merkle.

Gracias a un amigo común, Merkle supo que dos investigadores estaban trabajando en la Universidad de Stanford en un nuevo paradigma criptográfico centrado en resolver el mismo problema que él enfrentaba.

Así fue como Ralph Merkle conoció a Whit Diffie y Martin Hellman, quien le hizo un contrato para unirse al equipo formado por aquellos dos locos soñadores. Poco tiempo después, en noviembre de 1976, Diffie y Hellman firmarían el artículo donde nace la teoría de la criptografía de clave pública. La investigación paralela de Merkle fue la primera referencia citada en aquella mítica publicación. Solo tenía 24 años y ya era leyenda. No sería su única gran aportación a la criptografía. Descubrió el Árbol de Merkle, una ingeniosa estructura de codificación, orden y verificación de datos que se caracteriza por su eficiencia para vigilar la integridad de los mismos. Tanto la criptografía de clave pública como el Árbol de Merkle son tecnologías esenciales en la Red Bitcoin.

Merkle es también una figura clave en la era moderna de la “ciencia de la inmortalidad”. En 1989 firmó su membresía con Alcor, una de las empresas de criónica más emblemáticas y veteranas del mundo. Con 35 años, su grado de especialización en la materia le llevó a ingresar en su junta directiva. En los años ochenta puso el foco en el estudio del cerebro y empezó a teorizar sobre su capacidad computacional, su regeneración molecular y la posibilidad de transferir la consciencia a una computadora.

En la actualidad combina su actividad en Alcor con la investigación en el Instituto de Fabricación Molecular y en la Nanotechnology Collaboration, una comunidad científica cuya prioridad es la creación de nanorobots con aplicaciones médicas relacionadas con el antienvejecimiento y la reanimación tras la criopreservación.

En la actualidad combina su actividad en Alcor con la investigación en el Instituto de Fabricación Molecular y en la Nanotechnology Collaboration, una comunidad científica cuya prioridad es la creación de nanorobots con aplicaciones médicas relacionadas con el antienvejecimiento y la reanimación tras la criopreservación.

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