“Como si se tratase de un fenómeno sobrenatural o como una especie de creación de seres de otra galaxia, de eso se tratan las criptomonedas”. Aunque pueda resultar en una visión extremista, esta es la forma de pensar de un ciudadano promedio en latinoamérica pero con especial énfasis de aquellos que habitan en el país suramericano.
Hasta hace poco, era imposible pensar en la posibilidad de transferir, intercambiar y custodiar activos digitales sin necesidad de la participación de intermediarios o terceras partes. Y más aún, superando las barreras de la distancia y el tiempo, con operaciones inmediatas que incluso optimizan recursos como la reducción en el pago de comisiones al transferir algún valor. Pero este preámbulo, ¿es algo extraterrenal? pues veamos.
En las siguiente líneas me permitiré compartir algunos datos y bondades que tienen las criptomonedas para la economía y sociedad venezolana, que ha sufrido una de las peores crisis financieras en los últimos años. Adicionalmente, compartiré mi visión sobre los retos necesarios por parte de las casas de intercambio que hacen vida en el ecosistema venezolano, así como también de sus entes reguladores y así poder aterrizar todo esto a “Tierra”.
¿Qué hace falta para incorporar las bondades de las criptomonedas en el día a día del venezolano?
Lo primero que debemos exponer claramente es que las criptomonedas no son “alienígenas”, constituyen más bien una forma amigable y segura de ser una herramienta (i) especulativa o de inversión. En este primer punto no tengo mucho que profundizar ya que Bitcoin (por mencionar solo un ejemplo), se ha convertido en uno de los vehículos de inversión más famosos de la última década; pero las criptomonedas también cumplen un rol importantísimo como un mecanismo de (ii) preservación de valor o ahorro, bondad esta que ha permitido que cientos de miles de venezolanos puedan protegerse patrimonialmente frente al efecto inflacionario y de depreciación de la moneda. Según Chainalysis (empresa dedicada al servicio de análisis de datos para redes blockchain) en su informe anual referente al índice global de adopción de criptoactivos, Venezuela ha ocupado las siguientes posiciones dentro del ranking mundial en los últimos años:
- 2020: tercer lugar entre 154 países estudiados.
- 2021: séptimo lugar entre 154 países estudiados.
- 2024: décimo cuarto entre 154 países estudiados, destacando como el país que realizó más transacciones en comercio P2P a nivel mundial.
Por otro lado, las criptomonedas también se constituyen como un mecanismo de (iii) pago, destaca por ejemplo la adopción de estas herramientas en establecimientos comerciales e inclusive procesadoras de pago, que al día de hoy han implementado la opción cripto en sus plataformas, permitiendo de esta manera que los usuarios que hacen uso de este servicio no padezcan de las dificultades y altos costos por comisiones que implica el cancelar productos y servicios en efectivo. En un estudio efectuado en años recientes por parte de la Organización de Naciones Unidas (ONU), en Venezuela uno de cada diez venezolanos han utilizado criptomonedas como un mecanismo de pago “no convencional”, es decir aproximadamente 3 millones de venezolanos utilizaron activos digitales en estos últimos años.
Entonces, ¿Cuál es el gran reto que tienen los actores dentro del ecosistema cripto venezolano?

Desde el punto de vista de las casas de intercambio, el gran reto es cultural -que el emprendedor o empresario no vea a las criptomonedas como algo necesariamente riesgoso y de otro planeta- mucho más allá de lo tecnológico, variable esta que va a demandar capital de forma permanente en términos de innovación, y cuando me refiero al tema cultural es porque el consumidor cambió su forma de elegir productos y servicios; ahora busca interactuar con las marcas; el venezolano se ha vuelto mucho más crítico y exigente, busca ser protagonista de sus propias experiencias y es por ello que las casas de intercambio más allá de convencer a los consumidores, deben escucharlos, satisfacerlos y generar experiencias que se conviertan en un vínculo emocional y de relaciones a largo plazo.
En Venezuela debemos construir un mercado global de criptomonedas cien por ciento unificado, sin fragmentación del mercado, para esto es necesario el desarrollo de nuevas tecnologías y la ampliación de la capacidad de volumen transaccional que poseen las casas de intercambio, escalando establemente. Es aquí donde aparece el gran reto, establecer un marco jurídico regulatorio para las denominadas criptomonedas estables (stablecoins), que permita el desarrollo de políticas monetarias adecuadas para la participación de todas las instituciones públicas y privadas que conforman el sistema financiero nacional, satisfaciendo así las necesidades que la sociedad demanda. De alcanzar este reto, se podrían incorporar mercados tradicionales como es el mercado de capitales (derivados, opciones, acciones, bonos, commodities, entre otros) lo que colocaría a Venezuela en la punta de la carrera para tokenizar y regular estos mercados.
Ahora bien, desde el punto de vista de las instituciones, ¿Cómo se logra que un inversionista global pueda adquirir materias primas o productos nacionales, de manera rápida, eficiente, segura y a bajos costos? Parte de la solución clave es la apertura a la tecnología. Por ejemplo, la introducción a la economía venezolana de la tokenización de activos del mundo real (RWA), permitiría no solamente ampliar la producción de recursos hasta ahora no explotados en su mayoría, sino también atraer nuevos mercados demandantes de nuestros productos y riquezas.
No debemos pasar por alto que en años recientes, América Latina ha sido el mercado con mayor uso de criptomonedas, aproximadamente un 7% del comercio mundial (alrededor de unos 25.000MM$), esto debido entre otros aspectos por: (i) la mayoría de los países presentan una alta inflación, (ii) por la dificultad de acceso a US$ en esos países (remesas), y (iii) por los altos costos bancarios que poseen las instituciones que conforman el sistema financiero tradicional.
La “dolarización” es otro factor atenuante de la economía venezolana y su relación con la usabilidad cripto en estos últimos años. En el país suramericano, más de la mitad de los pagos comerciales se efectúan en divisas norteamericanas y prácticamente el 100% de los precios se marcan en USD. De aquí la importancia de generar mecanismos que permitan dinamizar la economía permitiendo de manera legal, el pago de productos y servicios a través de criptos en una operación conjunta entre el sistema financiero tradicional y las casas de intercambio licenciadas en el país. Según Chainalysis, el crecimiento de transacciones en criptomonedas fue del 134% el segundo trimestre del 2024, alcanzando un valor de $11.700MM USD en comparación con los $5.000MM USD correspondientes al mismo trimestre del 2023.
Si somos objetivos tenemos que concluir que vivimos tiempos de constante transformación de lo tradicional a lo disruptivo, la tecnología, el empoderamiento de las personas y las naciones son conceptos superpoderosos como si de una fuerza alienígena se tratase. No depender de nadie para manejar nuestros propios recursos, nos hace seres supremos y esto puede hacerse a través del buen uso y comprensión de las criptomonedas, la blockchain y toda su tecnología subyacente que definitivamente llegó para ayudarnos. Así que, si hay vida más allá de nuestro planeta, seguramente allí también estarán holdeando, tokenizando, intercambiando, minando y pagando en cripto, entonces ¿por qué no hacerlo extendidamente en Venezuela?